André Breton

Joyce Mansour: Gritos, desgarraduras y rapaces

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La poeta Joyce Mansour.
La poeta Joyce Mansour.

Joyce Mansour vivió la gran época del surrealismo en Francia y su adhesión a él, y también su amistad con Breton y Georges Henein, supusieron la salvación para una mujer predestinada a una existencia insustancialmente burguesa. Este libro –una gran oportunidad para conocer en profundidad su obra- reúne Gritos, primer poemario de Mansour aparecido en París en 1953, Desgarraduras, de 1955, y Rapaces, de 1960, cohesionados los tres por su «función exorcisante», como apunta Eugenio Castro en el epílogo, «pues arroja afuera lo que en forma de tormentos la asedian».

Este carácter biográfico y terapéutico, metamórfico, conforma versos de una sinceridad violenta y subversiva.

He buscado tu nombre en las bocas de los moribundos

Te he besado a pesar de mis dientes postizos

Te he acariciado los senos marcados por la angustia

Cierva a rayas de llameantes ojos

Mujer maldita con pies de jade

Mi sexo te persigue a la sombra de una ola

Indiferente a los años que declinan

Sin dejar nunca

De gritar.

Joyce Mansour y André Breton.
Joyce Mansour y André Breton.

Con toda la fuerza de la negación, la poesía de Mansour hiere, no da tregua. Un lirismo incontrolable y terrible. Inesperado. Porque como afirmó Carrouges: «Únicamente lo inusual puede producir un efecto poético». El cuerpo, tan presente, se disgrega en partes: cabeza, ojos, cuello, piel, boca, tripas, dedos, pecho, vientre… Con una lengua en cada ojo y una pierna en los hombros… Los paralelismos que ondulan el espanto: …Y camina por la sombra de la sombra de la sombra/De la sombra…La falta total de puntuación desboca el sentimiento sólo medido por los márgenes en blanco que actúan como fugaces silencios. Las increíbles imágenes reiteran lo que Bataille dijo hablando de Sade: «… que el impulso del amor, llevado hasta el extremo, es un impulso de muerte». Este erotismo del desgarro se une en Mansour con una sutil indagación romántica en lo oscuro y animal. Pero también con un humor cetrino y lívido:

Suena el teléfono

Y responde tu sexo.

Su ronca voz de cantante

Sacude mi tedio

Y el huevo duro que es mi corazón

Se fríe.